Ya han llegado a todas nuestras casas esas fiestas invernales que reúnen a la familia y engalanan el hogar, la navidad tiene muchos símbolos, entre ellos el belén, el papa noel, el árbol de navidad...
Es sobre el árbol de navidad sobre lo que quería invitaros a reflexionar, sobre todo del árbol natural. En EE.UU, una empresa (Living Christmas), ha decidido implantar un nuevo método para estar más cerca de la naturaleza desde el calor de nuestro hogar en estos días, el proyecto consiste en que la gente apadrine un árbol, durante los días anteriores a navidad, la gente va a su vivero y compra uno de esos arboles, después de haberles acompañado las navidades y posiblemente haberle puesto nombre como a una mascota, la empresa vuelve a recogerlo y lo trasladan al vivero, donde el padrino, lo podrá ir a visitar cuando desee, y así volverlo a tener al año siguiente.
El problema en España es que la mayoría de estos árboles son vendidos sin retorno. En cambio algunas personas y asociaciones han decidido que sería buena idea darles una segunda oportunidad plantándolos en nuestros montes. Así dando un paseo por un encinar podemos encontrarnos los esqueletos de estas gimnospermas y es lógico, pues ese no es su ecosistema. La gran mayoría de estos arbolillos son píceas, abetos o pinos de Oregón, que habitan en ambientes húmedos con otros árboles que les protegen.
Afortunadamente las diferencias ambientales hacen que estos desafortunados emplazamientos para esas buenas voluntades terminen protegiendo el monte acabando con estos foráneos. Si este tipo de acciones se desean realizar, se deberían llevar a cabo en zonas ajardinas, donde no influyan en la vegetación autoctona y donde el riego les dará más probabilidades de sobrevivir.
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