Los parques y jardines pese a estar situados en zonas urbanas son grandes bancos de biodiversidad. Las charcas y estanques favorecen a gran cantidad de anfibios y aves acuáticas, los bancales de flores atraen a multitud de insectos (tanto polinizadores como depredadores), los muretes de piedra proporcionan refugio a los reptiles y aves rupícolas y los árboles a multitud de aves y pequeños mamíferos. Cualquier espacio es un refugio para la biodiversidad.
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